29 de marzo de 2024

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Simulación y Disimulación en Medicina del Trabajo

En cualquier diccionario enciclopédico podemos ver que SIMULACION es la representación de una cosa, fingiendo o imitando lo que no es. En Medicina del Trabajo, vemos que es la representación de una enfermedad, tratando de imitarla fingiendo sus síntomas, por parte de un empleado para sacar provecho de la misma.

También en cualquier diccionario, podemos leer que DISIMULACION es el arte de ocultar lo que se siente.La cual también se da en Medicina del Trabajo, y aquí la conocemos cuando un empleado oculta una enfermedad, fingiendo que no la padece.

Vemos entonces, que son dos conceptos más o menos parecidos pero que tienen ambos situaciones y claros ejemplos diferentes; si se representa una enfermedad sin padecerla será Simulación y si se oculta una enfermedad que si se padece, será Disimulación.

Se suele considerar que la Disimulación es menos trascendente que la Simulación, de todas maneras ambas se realizan con el fin inconfesado de engañar lo que de por si mismo constituye un fraude, el cual se hace en forma consciente y perseverada desde un punto de vista interesado con el consiguiente perjuicio para la Empresa en la cual se trabaja.

Como ejemplo de Simulación en general, es muy conocido el de determinados ciudadanos que cuando existiá la revisación médica militar, para hacer el Servicio Militar, hace muchos años trataban de simular alguna enfermedad, ya sea con certificados falsos o tratando de padecer trastornos en la audición, etc., para tratar de no realizar dicho Servicio.

En Medicina del trabajo, los casos de simulación más corriente se dan en empleados faltadores consuetudinarios, que siempre tienen alguna patología para faltar. En determinadas industrias es conocida las faltas de los días lunes, por problemas estomacales a consecuencias de los excesos que se han cometido en la bebida o comida del día domingo, las cuales ha veces son justificables y a veces no.

En la historia hay un claro ejemplo de un gran simulador, como es el caso que relata Vallejo Najara, es su libro “La enfermedad simulada”: allí comenta que Beethoven siendo sordo, disimuló su sordera, hasta el punto tal que dirigiendo el estreno de la novena sinfonía, se dio cuenta de su éxito por el flamear de los pañuelos.

En muchos casos la simulación es un mecanismo compensatorio frente a complejos de inferioridad o frustraciones, el individuo se siente inadaptado, ridículo, tímido y por eso disimula su insuficiencia, ya que el hecho de sentirse inferior le desagrada y busca evitarlo.

Así tenemos por ejemplo en el ámbito laboral aquella futura madre soltera, que trata de disimular su embarazo, usando incluso fajas que le ocultan el abdomen, o también mintiendo en el examen de ingreso de que están embarazadas.

En los exámenes de ingreso, también encontramos que se disimulan u ocultan procesos alérgicos, hernias inguinales, problemas de columna, los cuales, si el examen no está correctamente realizado, pasan desapercibidos y se ponen de manifiesto a posteriori, con las previsibles consecuencias del caso.

También se da el caso de empleados que han recibido heridas en un lugar ajeno al trabajo y que las ocultan hasta el horario de entrada al mismo para posteriormente hacerla figurar como accidente de trabajo.

Corresponde entonces un estudio detallado del hecho, tipo de herida sufrida, observación correcta y atenta de todo lo relacionado, posición del sujeto en el momento del mismo, etc.

Hay normas que se estudian en Medicina del Trabajo y que sirven perfectamente para desentrañar estos aspectos difíciles tanto en los casos de simulación como de disimulación.

Es muy importante tener en cuenta los antecedentes de cada postulante o empleado, realizando un buen interrogatorio, el que se debe quedar sentado en el legajo personal, además de realizar un buen examen clínico, bien detallado, aplicando todas las maniobras antisimulatorias que existen. Realizar además, si hace falta, un estudio psicológico y psiquiátrico y también los estudios de laboratorio o radiológico que correspondan. 

En este sentido el Médico del Trabajo, tiene casi el deber de “desconfiar” de todo síntoma que el paciente le refiera, debe comprobarlo por si mismo y la especialización en Medicina Laboral, nos da los elementos necesarios a aplicar en todo examen médico, pero siempre actuando con prudencia y respeto por el paciente como manda la ética médica, a fines de medir la propia sagacidad con la astucia del impostor.

Dr. Hugo Rostagno – director@empresalud.com.ar

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