Si no escuchamos a nuestro cuerpo cuando nos susurra alguna queja, luego empezará a hablarnos más fuerte con ciertos dolores musculares típicos.
Más tarde nos comenzará a gritar transmitiéndonos que algo anda mal, con cansancio, dolor de espaldas, del cuello o de la cabeza.
Posteriormente seguirá el dolor y la enfermedad se agudizará por no haberle prestado la atención debida y haber realizado la prevención correcta.
Es “demasiado simple” y sin embargo muchas veces no lo entendemos.
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