20 de abril de 2024

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Mujeres que trabajan

En todo el mundo va aumentando la proporción de mujeres que trabajan y que lo continúan haciendo durante su embarazo y todos sabemos que en algunos casos el trabajo puede afectar este proceso reproductivo, es por eso que se debe cuidar a la mujer embarazada que trabaja.

Por Dr. Hugo Francisco Rostagno
director@empresalud.com.ar

Se debe hacer especial hincapié en los aspectos referidos a los riesgos que representa la carga física y también a los toxicológicos que pueden afectar al feto y a su madre

Durante el embarazo se producen en el organismo una serie de cambios fisiológicos, algunos de los cuales están relacionados con la carga de trabajo, como son los referentes al sistema cardiocirculatorio y a las modificaciones endocrinas y metabólicas.
Estas alteraciones, si bien no son factores de riesgo en sí, pueden suponer una sobrecarga para la mujer trabajadora.

La mujer embarazada sufre modificaciones cardio-circulatorias a lo largo de su embarazo; las principales alteraciones están relacionadas con el aumento del pulso, la presión sanguínea y el volumen minuto cardíaco.
Durante la gestación existe una sobrecarga funcional para el corazón que la mujer normalmente supera, pero que, si el corazón está trabajando fuera del embarazo en el límite de su capacidad funcional, la sobrecarga gravídica puede desembocar en una insuficiencia.

Al realizar un esfuerzo físico considerable, hay un compromiso de todo el organismo, por lo que también se verá afectado el útero y el feto. Este esfuerzo hace que aumente el flujo de la sangre que va a los órganos implicados en el ejercicio; es decir, a los músculos y al corazón; disminuyendo en otras zonas del cuerpo como en la piel y en las vísceras, lo que implica un descenso de aporte sanguíneo al útero.

A medida que progresa el embarazo, la mujer está menos capacitada para realizar ejercicios físicos, así como para levantar pesos, subir escaleras, etc., puesto que el gasto cardíaco, las pulsaciones y el consumo de oxígeno es mayor que en caso de no existir embarazo. Parece ser que también aumenta la frecuencia cardiaca del feto, pero sin consecuencias negativas para el mismo.

También están los riesgos tóxicos que depende de lo que se fabrique. Las sustancias que se deben evitar son agentes alcalinos, arsénico, benceno, monóxido de carbono, hidrocarburos, mercurio, plomo, óxido de etileno, litio, aluminio, lavandina concentrada, venenos para los insectos y drogas para fumigar los cultivos, etc. ya que son todas sustancias que pueden afectar al feto.

La mujer embarazada sufre una serie de cambios fisiológicos que la hacen más susceptible a los estresores físicos y mentales. Las consecuencias negativas de estos estresores varían en función de la constitución, la resistencia y la adaptación que tenga cada trabajadora, pero cuando se producen, aparecen preferentemente en el último trimestre del embarazo, pues van agravándose a medida que avanza la gestación.

En general, las causas que están implicadas en la aparición de estos tipos de consecuencias son bastantes similares y suelen ser la realización de esfuerzos, la adopción de posturas forzadas, los escasos tiempos de descanso y la repetición de un determinado esfuerzo.

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