En todo el mundo se le llama bolígrafo pero en Argentina, todavía le decimos Birome, en honor de su inventor Biro y a su socio Meyer.
Hay una leyenda urbana que dice que un conocido presidente de Argentina estaba en un hotel de Europa y no podía firmar sus papeles, por que usaba la tradicional lapicera que a veces dejaba manchas. Entonces sucedió que estaba Biro, que quería patentar su invento y también necesita dinero para llevar a cabo del proyecto de realizarlo a escala mayor, le ofreció su “birome” y el presidente quedó encantado y le ofreció venir a la Argentina a realizarlo. Si bien Biro era de origen Húngaro en nuestro país nos hemos “adueñado” de su invento y siempre decimos que es un invento argentino.
Este 29 de setiembre se cumplen 117 años de su nacimiento y por eso en esa fecha se celebra el día del inventor.
Biro y su socio Meine, fabricaron su bolígrado en Buenos Aires alrededor de 1947, y bajo el nombre de Birome fue exportado a todo el mundo, incluso a EEUU, con un argumento bien “marketinero”, argumentando que “podía escribir debajo del agua”.
Hoy Google, le dedica un Doodle en su memoria.