19 de abril de 2024

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Francia: Las reformas del presidente Macron provocan manifestaciones

Pocos presidentes franceses no han mentido sobre las reformas económicas que han querido llevar a cabo. François Mitterrand impuso la austeridad dos años después de ser electo como el candidato de los trabajadores, Jacques Chirac impulsó medidas neoliberales luego de prometer la paz social y François Hollande, quien declaró durante la campaña que su principal enemigo era el mundo de las finanzas, terminó siendo el mandatario socialista más capitalista de todos los tiempos.

Con Emmanuel Macron no ha habido, por ahora, sorpresa. Neoliberal convencido, el presidente centrista prometió durante la campaña que modificaría el código laboral para luchar contra el desempleo y modernizar al país. Es precisamente lo que se concretizará a finales de septiembre, cuando entre en vigor una serie de ordenanzas que buscan liberalizar el mercado profesional y que llevaron a cerca de 300.000 personas a protestar en todo el país esta semana. A pesar de haber sido anunciada con anticipación, la instauración de estas disposiciones es considerada peligrosa por los sindicatos y constituye, sin duda, la primera prueba de fuego que enfrentará el mandatario.

El punto más polémico de la reforma es la limitación del monto de las indemnizaciones que reciben los trabajadores cuando ganan un proceso ante un tribunal por una destitución abusiva o injustificada. “Esta medida de la nueva ley no es justa, pues le quita autonomía y poder de apreciación al juez, quien normalmente debe determinar el perjuicio causado en cada caso. No se podrá evaluar libremente el monto de la indemnización”, dijo a SEMANA Juliette Pappo, abogada especialista en derecho laboral en la barra de París.

Además, el nuevo código facilitará los despidos, limitará el plazo de los empleados para contestar una remoción y dará la posibilidad a las empresas de crear contratos menos protectores. Los empleados, por su parte, ganarán algunas ventajas, como el derecho a trabajar desde su casa si lo desean y un aumento de la indemnización en caso de licenciamiento legal.

Se trata de la llamada ‘flexiseguridad laboral’, una mezcla de liberalismo y proteccionismo que constituye una novedad en un país con una fuerte tradición de defensa de los trabajadores. Según Macron, esta reforma dará confianza a los empresarios para contratar fácilmente y no preocuparse por eventuales despidos dispendiosos y costosos.

El problema principal es que no se sabe con certitud si este tipo de reformas permitirá reducir el desempleo, que hoy alcanza el 9,5 por ciento, una de las tasas más altas en Europa. Incluso, algunos expertos creen que estas medidas pueden incitar a los empresarios a despedir para ajustar un exceso de sus efectivos. “En los países en los que se decidió flexibilizar el mercado laboral, inicialmente, el desempleo siempre aumentó”, afirma en el diario Le Monde el economista Éric Heyer. La solución consistiría más bien, según los expertos, en una formación adecuada de los jóvenes, sobre todo de los no cualificados, en una reducción de las cargas patronales y en incentivos para la creación de pequeñas y medianas empresas.

La incertitud de la utilidad de estas disposiciones alimenta las protestas que comenzaron esta semana. La oposición, encarnada por el ultraizquierdista Jean-Luc Mélenchon, líder del partido Francia Insumisa, promete luchar contra este “golpe de Estado social”. Esa contestación creciente, sumada a la reducción de los subsidios para el pago de los arriendos y al escándalo de los 26.000 euros que el mandatario gastó en maquillaje en tres meses, ha minado la popularidad de Macron. Con tan solo algunos meses en el poder, esta pasó de 64 a 36 por ciento. Una caída histórica.

Si en dos años, tiempo que el gobierno cree que tardarán sus medidas en tener efecto, la tasa de desempleo no ha disminuido de una manera durable, los franceses no le perdonarán haber destruido el resultado de décadas de lucha social… por nada.

Fuente: semana.com

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